Arden las aceras vacías
mientras centellean sueños interminables,
el viento brillando por su ausencia,
y yo perdida entre las costumbres.
Lo más grande se hace lo más pequeño,
si faltas tú. Si no existes.
Si los habitantes de la ciudad desangelada,
no saben de tu nombre.
La tolerancia suma cero,
si la sumamos con tu Dios.
Que más da cien que doscientos,
si no estarás a mi lado.
Por la boca vive y muere el pez,
yo me ahogo en tu feudo,
y asumo éste desencuentro,
que aún me retumba.
Rayos platas me deslumbran,
atardeceres ocultos me bañan,
una sonrisa me conmueve,
y las miradas curiosas me aterran.
Majestuosidad en vidrieras,
grandiosidad a mis pies,
castillos artificiales de arena,
en los cielos que emulan el Edén.
El paseo que recorre el cuerpo maltrecho,
las luces tiritando en mi hiel,
yuxtapuestos, complementarios.
Extraña pareja sentenciada.
Desdichado el destino,
O dicha de tu querer…
mientras centellean sueños interminables,
el viento brillando por su ausencia,
y yo perdida entre las costumbres.
Lo más grande se hace lo más pequeño,
si faltas tú. Si no existes.
Si los habitantes de la ciudad desangelada,
no saben de tu nombre.
La tolerancia suma cero,
si la sumamos con tu Dios.
Que más da cien que doscientos,
si no estarás a mi lado.
Por la boca vive y muere el pez,
yo me ahogo en tu feudo,
y asumo éste desencuentro,
que aún me retumba.
Rayos platas me deslumbran,
atardeceres ocultos me bañan,
una sonrisa me conmueve,
y las miradas curiosas me aterran.
Majestuosidad en vidrieras,
grandiosidad a mis pies,
castillos artificiales de arena,
en los cielos que emulan el Edén.
El paseo que recorre el cuerpo maltrecho,
las luces tiritando en mi hiel,
yuxtapuestos, complementarios.
Extraña pareja sentenciada.
Desdichado el destino,
O dicha de tu querer…